Este taller fue de gran enseñanza para mí. Tuve episodios fuertes con mi hijito de sólo dos años, unido a las rabietas, con respecto a las reglas en las pantallas, pero fue la oportunidad para ver que no había más culpable sino nosotros mismos como padres de dárselo en momentos que ni él lo necesitaba, solo para que estuviera un momento tranquilo. Hemos (mi esposo y yo) entendido que existen otras maneras de hacerlo mejor, de que pueda estar entretenido en otras cosas. Definitivamente reforcé muchas cosas, me convencí que ser mamá es ser creativa, divertida, amorosa, que puede hacer que los días puedan transcurrir sin pantallas.
Es duro, sí, pero luego de adaptarse, todo es más llevadero, ser mamá es un estilo de vida y uno escoge qué camino es el mejor.